diumenge, 31 d’agost del 2008

Tres artícles molt interessants del col·lectiu En lluita

Rinfondazione Comunista gira a la izquierda después de su derrota

El partido más grande de la izquierda radical europea, Rifondazione Comunista de Italia, celebró su congreso nacional la semana pasada y realizó un giro decisivo a la izquierda. Esto representó una derrota para el desde hace mucho tiempo secretario nacional de Rifondazione, Fausto Bertinotti, y el hombre que supuestamente lo sucedería, el gobernador regional de Puglia, Nichi Vendola.

En el congreso anterior hace tres años, Rifondazione votaba por unirse a una coalición de gobierno de centro-izquierda liderada por Romano Prodi. Prodi fue elegido con la mínima mayoría posible en 2006.

Pero el congreso de este año se celebró justo después de la victoria decisiva para la coalición de derechas con Silvio Berlusconi al frente. La izquierda radical perdió dos millones y medio de votos y, por primera vez desde la caída del fascismo en 1945, no hubo comunistas en el parlamento italiano.
La cruda realidad del nuevo gobierno de Berlusconi se inició con la noticia de que un estado de emergencia nacional había sido declarado para echar del país a todos los inmigrantes sin papeles.

A través de toda Italia se está dando una campaña sostenida y aprobada oficialmente contra los inmigrantes y los gitanos de Roma, lo cual significa que todos los habitantes de Roma, ciudadanos y no-ciudadanos, adultos y niños, deben registrar sus huellas digitales para crear una base de datos racial.

En el corazón del debate dentro de Rifondazione hay dos explicaciones diferentes para la calamidad que les ha ocurrido y dos caminos diferentes para que el partido siga adelante.

Los simpatizantes del anterior ministro de gobierno, Paolo Ferrero, apuntaron a la desilusión entre los votantes de izquierda ante los resultados del gobierno de Prodi.

Este gobierno protagonizó el envío de tropas a Afganistán, el incremento de la edad de jubilación, el fracaso para detener las leyes anti-inmigrantes implementadas por el gobierno previo de Berlusconi, la aprobación de la instalación de una gran base militar de EEUU en Vicenza y la negación de llevar a cabo un juicio público contra los policías implicados en la represión en la cumbre del G8 celebrada en Génova el 2001.

Hegemonía

Bertinotti y Vendola sin embargo hablaron de un viraje masivo tanto político como cultural dentro de Italia, devolviendo la hegemonía a la derecha e implicando un eclipse histórico de la izquierda.
Esto reflejaba cambios de rumbo estructurales dentro de la clase trabajadora y la individualización de la sociedad como resultado del neoliberalismo.

Los que apoyaban a Ferrero argumentaron que era necesario relanzar el partido, volviendo otra vez a las calles y volviendo al compromiso con los sindicatos y los movimientos sociales. En contraste, el otro polo, insistió en la necesidad de “regenerar” la izquierda.

Los seguidores de Bertinotti intentaron impulsar una “asamblea constituyente de la izquierda”, lo que fue visto por la mayoría como centrarse en una unión con los demócratas de izquierda, miembros del Partido Democrático (equivalente italiano del Nuevo Laborismo británico) quienes no aceptarían ninguna propuesta de compromiso con el socialismo.

Ferrero y sus seguidores descartaron cualquier colaboración futura con el centro izquierda y se enfocaron en trabajar con la izquierda alternativa tanto italiana como del resto de Europa.

Ambos lados estaban preparados para admitir que la decisión de unirse al gobierno de Prodi había sido un error. Pero el debate se centró en la necesidad de mantener la independencia de Rifondazione y para ello, presentarse a las elecciones europeas del próximo año.

El efecto de estar dentro del gobierno de Prodi fue dañino para el partido. Muchos mítines regionales vieron decaer su asistencia. Más preocupante todavía fue el viraje entre los trabajadores del norte que pasaron de votar a la izquierda a votar a la Liga Norte, una organización anti-inmigrantes. Esto sucedió incluso para algunos trabajadores industriales que militan en el sindicato radical de Fiom.

Rifondazione ahora no tiene delegación del partido en la fábrica de Fiat MiraFiori en Turín, la que fue una vez bastión de organización sindical.

Votos

Unos 45.000 miembros del partido habían votado en las reuniones previas al congreso. Ninguno de los documentos de los dos bandos recibió una mayoría abrumadora, aunque la posición de Bertinotti-Vendola obtuvo un 47,2% mientras que la de Ferrero un 40,2%.

Pero este último fue capaz de ganar el congreso creando un borrador de resolución final junto con los que apoyaban otros tres documentos. El congreso votó esta opción por 342 votos contra 304.

Ferrero ahora será el nuevo secretario del partido y aunque los seguidores de la otra posición optaron por permanecer dentro de la organización, aumenta la preocupación por una posible división en estos tiempos difíciles que pasa Italia.

Los medios de comunicación hablan de la posibilidad de otro “otoño caliente” ya que Berlusconi intenta eliminar el código de trabajo nacional, que da ciertos derechos legales a los trabajadores.

La izquierda italiana y los movimientos sociales se han consumido en el debate interno desde la derrota electoral mientras la derecha ha liderado un ataque racista de proporciones espeluznantes.

Por momentos los debates de la semana pasada parecían estar muy lejos del horror de los ataques racistas que suceden diariamente.

Pero cientos de miles de personas todavía se identifican a sí mismos como comunistas, y son millones los que se han manifestado contra la guerra y el neoliberalismo y por los derechos sindicales.

Después de las vacaciones de agosto la prueba para Rifondazione será su habilidad para materializar una respuesta a Berlusconi y la Liga Norte.

Chris Bambery es editor del Socialist Worker de donde se ha extraído este artículo, y a su vez es el periódico del Socialist Workers Party organización hermana de En lucha/En lluita en Gran Bretaña.

Traducido por Helios Alonso

¿Qué es la explotación y de donde salen los beneficios?

¿Cómo se enriquece la elite dirigente a partir de nuestro trabajo mientras que nos paga lo que según ellos es un “salario justo”? Amy Leather nos explica la revolucionaria respuesta de Karl Marx a este interrogante.

El término “explotación” típicamente conjura imágenes de condiciones de trabajo horrendas quizás talleres en China o la India, o el trabajo infantil usado por las industrias occidentales de ropa.
Tal “explotación” nos es presentada como excepcional –y contrastada con la “normalidad” de la vida laboral de la mayoría de la gente, particularmente en países como occidentales.

Karl Marx tenía un entendimiento diferente de lo que era la explotación. Más que verla como excepcional, argumentaba que la explotación es fundamental para el capitalismo.
Para Marx, la explotación no se trata solo del nivel de salarios percibidos, o de las condiciones de trabajo, sino que es el mismo proceso en el cual el capitalismo crea beneficio a partir del trabajo que nosotros realizamos.

Para poder entender lo que Marx quería decir por explotación necesitamos empezar con su explicación de dónde salen en definitiva las ganancias –la “teoría del valor-trabajo”.

Marx argumentaba que el trabajo humano es la fuente de todo valor. En su época muchos economistas estaban de acuerdo con esto. Pero Marx fue más allá –argumentó que la cantidad de valor creado por la gente cuando trabajaba era mayor que la cantidad que recibían como salario.

Por lo tanto el capitalismo roba de los trabajadores algo del valor que su trabajo ha creado. Esta “plusvalía” forma la base de los beneficios.

Este argumento es el gran tabú de cualquier economista o comentarista ortodoxo. Ellos generalmente aceptan que el mundo del trabajo implica un intercambio equitativo –“una paga diaria justa por un justo día de trabajo”.

De cualquier modo, nos dicen que los trabajadores están siendo “avariciosos” cuando piden aumentos de salario por encima de lo que se considera “justo”. Tal pago “egoísta” implica riesgos para la “salud de toda la economía”, dicen.

¿Lo “justo” es justo?

Pero para Marx, esta ideología del “intercambio libre y justo” enmascara la explotación dentro del sistema capitalista. Esconde la explotación que ocurre cada día en una sociedad donde una ínfima minoría de la gente hace enormes ganancias del trabajo hecho por la mayoría.

Así que, ¿cómo llegó Marx a una visión tan radical? El capitalismo tan solo se estaba desarrollando cuando él escribía, pero ya se podía ver lo diferente era de las sociedades previas.

Durante la mayor parte de la historia de la humanidad la gente ha trabajado principalmente para su propio consumo. Los bienes producidos cubrían sus necesidades directamente, fuera comida cultivada en su tierra o ropa que hacían en casa.

Por el contrario, el capitalismo se basa en la producción de bienes de consumo– cosas que son producidas no para el uso inmediato sino como bienes a ser vendidos en el mercado.

Estas mercancías tendrán su uso, pero necesitan ser intercambiados por dinero antes de que los productores puedan sacar algún beneficio de su esfuerzo. Por lo tanto todos los bienes tenían lo que Marx llamaba “valor de cambio”. Su precio refleja su valor de cambio.

¿Pero cómo se determina este valor de cambio? Marx argumentaba que lo único que tenían en común todos los bienes comprados y vendidos bajo el capitalismo era que eran productos del trabajo humano. Es lo que proveía la base para el intercambio.

En las sociedades previas, antes de que el dinero fuera usado universalmente, la gente intercambiaría bienes y servicios con los demás. Cuánto o cuán poco era intercambiado dependía generalmente de cuánto le había llevado a la gente conseguir dichas cosas.

Dos personas solamente intercambiarían productos si sentían que les había llevado más o menos el mismo tiempo a cada uno construirlos –de otra manera no les parecería un trato justo. No era solamente un intercambio de cosas lo que tenía lugar, sino un intercambio del tiempo de trabajo invertido.

El método del trueque obviamente demanda demasiado tiempo y es ineficiente. A medida que creció la producción de bienes para el intercambio, el uso del dinero se volvió más importante como una forma de igualar diferentes productos.

Previamente una mesa podía haber sido cambiada por dos sillas basándonos en la cantidad de tiempo usado para hacerlas. Ahora una mesa podía ser igual a 10€, y por lo tanto una silla igual a 5€.
El precio todavía refleja la cantidad de tiempo involucrada en hacer el producto, pero el uso de dinero –ya que puede ser intercambiado por cualquier bien- corta la necesidad de un intercambio directo entre productores.

El dinero nos permite igualar cosas que parece que no tienen nada en común, en términos de materiales, de cómo fueron hechas o su uso real.

Por lo tanto el dinero aparece como el objetivo de la producción bajo el capitalismo. Adquirirlo frecuentemente parece ser nuestro objetivo personal, ya que nos posibilita el comprar las cosas para mejorar nuestras vidas. Por lo tanto puede parecer que el dinero es la fuente del valor.

Pero el dinero solo tiene valor en la medida que nos da una forma de reclamar el trabajo de otros. Si alguien tuviera montañas de dinero, pero nada fuera producido, entonces no serviría de nada.

Es el elemento común del trabajo humano el que permite medir a cuánto podemos vender un bien en el mercado.

Y esto es lo que Marx argumentaba que determina su valor. El precio de un bien refleja el tiempo necesario para producirlo.

Hasta ahora parece como si todos estuviéramos en igualdad de condiciones. Pero si todos los bienes son intercambiados de acuerdo al trabajo necesario para producirlos, ¿de dónde sale la ganancia?

La respuesta está en la relación entre el capitalista y el trabajo asalariado. Bajo el capitalismo, nuestra capacidad de trabajar –Marx lo llamó nuestra “fuerza de trabajo”- es también un bien que puede ser comprado y vendido como cualquier otra cosa.

No es un secreto

Esto no es un secreto. Hablamos de “entrar en el mercado de trabajo” después de terminar nuestra educación. Tratamos de mostrarnos a nosotros mismos más “valiosos” para los empresarios.

Los trabajadores venden su capacidad de trabajar (su fuerza de trabajo) a un empresario en concreto o a un capitalista por un precio acordado (nuestro salario).

Nuestra fuerza de trabajo es extremadamente útil para dicho capitalista ya que es capaz de crear todo tipo de productos. ¿Pero cómo es determinado en última instancia su valor?

El precio de la fuerza de trabajo es determinado como el de cualquier otro bien. Depende de la cantidad de trabajo requerido para producirlo.

Lo cierto es que detrás el término fuerza de trabajo existe un ser humano, aunque los capitalistas muchas veces lo olviden. Así que pagan a los y las trabajadoras suficiente dinero para que puedan continuar trabajando.

Obtienes suficiente dinero para comida, tu alquiler o hipoteca, ropa y suficiente tiempo de descanso como para que te permita llegar fresco cada mañana al trabajo y seas capaz de poner la cantidad de esfuerzo y atención que se requieren.

Así que lo que determina los salarios es el coste de la vida en la sociedad. Tú vas al trabajo donde creas productos para el capitalista. A cambio recibes dinero –tu salario- con el que compras los diferentes productos que necesitas para vivir, productos que a su vez fueron creados por el trabajo de otras personas.

Esto hasta ahora sigue pareciendo bastante justo, ya que obtienes la cantidad de dinero para cubrir tu coste de vida. Pero hay una diferencia entre la cantidad que se te paga por tu fuerza de trabajo y el valor que tu propio trabajo crea mientras trabajas.

Por ejemplo, puede sólo costar un total de cuatro horas de trabajo de la sociedad producir las cosas que tú y tu familia necesitarán durante un día. Así que para la hora de la comida, ya has cubierto tu salario y por derecho deberías irte a casa.

Pero no te detienes ahí. Vuelves por la tarde a trabajar y quizás hagas una jornada laboral de ocho horas. Si cuatro horas de trabajo crearon el suficiente valor para pagar tu salario, entonces es el capitalista el que se lleva las siguientes cuatro horas de trabajo a cambio de nada.

Beneficios al bolsillo

En este ejemplo el capitalista es capaz de embolsarse un “excedente” de cuatro horas por día de cada trabajador. Esto es lo que Marx llamó “plusvalía”, que es la fuente de beneficios.

Tu trabajo crea más valor que lo que vale tu fuerza de trabajo. Así que la explotación no es una anomalía dentro del capitalismo, sino una parte del funcionamiento normal del sistema.

Pero hay otra cara de la explotación. El problema para los capitalistas es que cuando ellos compran fuerza de trabajo, lo que obtienen es gente que puede pensar y actuar por sí misma.

La mayoría de las personas no van a trabajar pensando que sus salarios deberían solamente cubrir el mínimo requerido para hacer que se mantengan trabajando día a día. Sino que miramos la tremenda riqueza que hay en nuestra sociedad y pensamos -con razón- que tenemos derecho a una mejor calidad de vida.

Así que hay una lucha continua entorno al coste de la fuerza de trabajo. Las batallas por salarios estallan regularmente, especialmente en momentos cuando el coste de vida real sube.

Si la explotación es crucial para el capitalismo, la conclusión lógica es que para terminar con ella hay que terminar con el propio capitalismo.

Pero las batallas que surgen en el día a día entorno al salario y las condiciones de trabajo representan batallas más limitadas contra la explotación.

Si ganamos algunas de esas batallas, dan a los trabajadores la confianza y la fuerza para ganar más. También nos ayuda a ganar la batalla de las ideas y convencer a más gente de que tenemos que acabar con todo el sistema.

La teoría del valor-trabajo de Marx identifica a nuestro trabajo como la fuente de riqueza. Muestra cómo los capitalistas nos roban parte del valor que nuestro trabajo produce.

Pero esta teoría no es sólo un comentario acerca del sistema en el que vivimos. Es un arma para los trabajadores que queremos luchar para acabar con el sistema capitalista –y acabar con la explotación de una vez y para siempre.

Artículo aparecido en Socialist Worker periódico del Socialist Workers Party organización hermana de En lucha/En lluita en Gran Bretaña.

Traducido por Helios Alonso

Concentració: que la crisi la paguin els rics i els bancs

Els seus beneficis: els nostres salaris i pensions de misèria
Dijous 11 de setembre, 9h
Davant el monument a Rafael Casanovas, Rda. St.Pere/Carrer Girona

Organitza: Xarxa Contra els Tancaments i la Precarietat

La “doctrina del xoc” del Conseller d'Economia Antoni Castells

Chicago, 1982. “Només una crisi –real o percebuda com a tal- produeix una canvi veritable. Hem de desenvolupar alternatives a les polítiques existents per fer possible quan esclati una crisi econòmica que allò políticament impossible en una situació normal es converteixi en políticament inevitable”. Paraules de l’economista liberal i premi Nobel, Milton Friedman.

Barcelona, 2008. “Cal impulsar els canvis de fons del model de competitivitat que necessita la nostra economia. És en moments de crisi, precisament, que aquestes transformacions resulten més obligades i en part més inevitables. Si vostès volen, més indiscutibles. Ara hem de ser més eficients”. Paraules del conseller d’Economia de la Generalitat, Antoni Castells.

Sembla, doncs, que Milton Friedman -famós professor de l’Escola de Chicago, instigador del Consens de Washington i promotor dels plans de xoc neoliberals a països com Xile, Bolívia o Indonèsia- és una de les referències intel•lectuals del conseller Antoni Castells. Malgrat passin els anys, els discursos d’un i l’altre, almenys davant les situacions de crisi, són absolutament calcats. Friedman entenia que, en circumstàncies normals, les decisions econòmiques es prenen en mig de l’estira i afluixa d’interessos contradictoris: els treballadors volen millors feines i augments salarials; els propietaris volen impostos baixos i major desregulació; i els polítics han de trobar un equilibri segons la força d’uns i d’altres. Tanmateix, en cas d’una greu crisi econòmica, els polítics es troben alliberats per actuar en una situació considerada d’emergència nacional. Aquesta és la tesi central del llibre La doctrina del Xoc. L’auge del capitalisme del desastre escrit per la periodista i economista Naomi Klein. Les crisis són, en paraules de l’autora canadenca, “parèntesis en l’activitat política habitual dintre dels quals no sembla necessari el consens social”.

El fet que Castells és transfiguri de Friedman, durant un parell d’hores i en una conferència davant dels empresaris al Cercle d’Economia, no significa que ara i avui Catalunya pugui reviure un ressorgiment neoliberal i privatitzador. Tot i això, les paraules del conseller del PSC podrien esdevenir una senyal d’alerta. Les patronals empresarials i els mateixos governants asseguren que estem en crisi, que la crisi serà profunda i que durarà almenys fins a 2010. L’advertiment està dirigit als ciutadans que, en termes econòmics, són merament els consumidors. Per què ens avisen tant? Per què ens posen la por al cos?

El ‘modus operandi’ de Friedman

Naomi Klein explica al seu llibre que durant tres dècades l’economista Milton Friedman i els seus seguidors han intentat dur a terme la mateixa estratègia: esperar que es produeixi una crisi o un estat de xoc, i després, mentre els ciutadans es recuperen del trauma, vendre al sector privat el que queda dels serveis públics. Privatitzar, desregular i eliminar la despesa social. “Això va passar, per exemple, a EEUU després del 11-S, al sud-est asiàtic després del tsunami o a Iraq després de la invasió. El primer experiment va ser el Xile de Pinochet”, va explicar Klein en una entrevista a la Directa. Aprofitar les crisis i els desastres naturals és el modus operandi habitual de Friedman i els nois de l’Escola de Chicago. “L'objectiu del complex de l’economia del desastre és implantar un model de govern orientat als beneficis, fins i tot en situacions d’inestabilitat”, conclou.

Antoni Castells, però, assegura no ser partidari del neoliberalisme econòmic. Segons les seves paraules, no és partidari del dèficit zero en els Pressupostos ni de reduir la despesa pública en serveis socials com Educació i Sanitat. S’autoconsidera un dirigent “socialista” i milita des de fa anys al PSC. Tot i això, adduint la “limitada” capacitat d’actuació dels governs, confia què “l’única manera de recuperar els nivells de prosperitat és millorar la productivitat de les empreses”. És a dir, tota la confiança en el sector privat.

Les peticions dels empresaris

A la conferència del cercle d’Economia el passat 14 de juliol, el propi Castells no va negar un cert laissez faire, tan ben vist pels gurus del neoliberalisme. En primer lloc, Castells creu que “seria un error reduir artificialment el preu dels carburants disminuint la fiscalitat”. Per tant, segons va justificar, la solució és “acceptar que ara tots plegats som una mica més pobres”. I en segon lloc, Castells va deixar clar que no traslladarà als salaris la inflació produïda per “un xoc endogen” com l’augment de preus del petroli i els aliments. “L’únic que faríem és augmentar més la inflació”, va etzibar. Tanmateix, els diners públics no faltaran per ajudar a l’empresariat català. Castells va anunciar que l’Institut Català de Finances ha ampliat les línies de finançament de crèdit, “sobretot per impulsar fusions i compres d’empreses”, amb 792 milions d’euros més. Dins del paquet de 42 mesures per pal•liar la crisi, la Generalitat va oferir incentius fiscals i inversions per avançat per valor de 2.700 milions d’euros.

El president de la patronal catalana, Foment del Treball, Joan Rosell, va qualificar de “supercorrectes” les mesures de Castells. Tot i això, en una conferència el passat 9 de juliol, Rosell les va trobar “insuficients” i va demanar un acord entre govern, empresaris i sindicats per fer una gran reforma econòmica. Entre els seus suggeriments, figuren una llei per limitar el dret de vaga, deixar de pagar el salari durant els tres primers dies de baixa laboral o el copagament de l’atenció sanitària. Pel contrari, els socis del govern tripartit ICV i EUiA van mostrar al maig el seu rebuig a les primeres mesures del pla Castells ja que “prima la interpretació de l’economia que es fa des de postulats sociovergents i afins als empresaris”. Fins i tot, el diputat ecosocialista Daniel Pi va donar al Parlament “un toc d’atenció per liberal” al conseller Castells.

El pla de xoc de Castells

Castells sap, però, que ara és el moment d’actuar amb més “mesures estructurals” per fer front als “problemes de fons”. “Els plans de xoc” de Castells, que fa servir la terminologia friedmanita, pretenen actuar sobre el futur: “El que ens estem jugant és si podrem sortir reforçats d’aquesta crisi”.

L’objectiu de la revolució de Castells és “potenciar els canvis necessaris en el model de competitivitat”. Pel conseller, ser avui competitius “no es basa en uns costos més reduïts, i en especial en uns menors costos salarials” sinó que s’ha de basar “en una major productivitat”. El missatge, com sempre en política, és prou críptic com per no aixecar sospites però deixar clara l’opinió del PSC: cal produir més i de millor qualitat però en menys temps i amb menys despesa. Segons els experts en economia, això és pot aconseguir de dues maneres: amb més inversió en R+D (Recerca i Desenvolupament) i la modernització del sector industrial anant cap a una producció d’alt rendiment tecnològic; o amb una mà d’obra barata i captiva com pot ser la força de treball dels immigrats i potenciant sectors com el turisme i els serveis. Aquest és el dubte.

Sergi Picazo

Les xifres de la crisi econòmica a Catalunya

7,6% de població a l’atur
(quan al primer trimestre de l’any 2007 era de 6,7%)

770.000 persones ateses pels serveis socials bàsics al 2006
(quan l’any 2002, la xifra era de 250.000 persones menys)

19% de taxa de persones sota el llindar de la pobresa
(quan al 2006, la taxa era del 17,2%)

1’8% és la previsió de creixement econòmic per 2008
(quan l’any 2007, la taxa de creixement del PIB va ser del 3,6%)

4,9% de l’Índex de Preus al Consum (IPC)
(quan al maig de 2007, la inflació era del 2,6%)

20,8% del PIB correspon a despesa en serveis socials
(quan la mitjana de la UE-27 és superior al 27%)

Article publicat al setmanari de comunicació Directa, nº 103.

1 comentari:

Anònim ha dit...

Deixa de copiar noticies, i parla més de l'actualitat: com per exemple la manifestació d'ahir de Barcelona, per demanar l'alliberament immediat del pres anarquista Amadeu Casellas.

X. F. G.